jueves, 4 de octubre de 2012

Más que palabras y simbolos

Despertar a un nuevo día en la era de la información es toda una aventura: una vez que llama la atención el despertador de mi celular, encendido el aparato, mostrará un determinado número de mensajes, sino la primera llamada telefónica.
Luego por el televisor estarán las noticias de hoy, ¿de hoy o de ayer?, no importa, la verdad noticias y con un "click" daré cuenta de que me he conectado con todo el mundo, mientras recibo una alerta de que mi bandeja de correo electrónico se esta saturando de mensajes.
¿Y la radio? ¿Los periódicos? ¿Mi jefe y compañeros y compañeras? Ah si ¿El chofer del bus? y sin despreciar al mendigo del semáforo dos cuadras antes de la oficina, todo y todas me dicen algo, igual que las señales de tránsito y las vayas publicitarias, pero ¿Es eso comunicación?
Cierto es que todas esas herramientas: prensa, internet, señales, voces, ruidos, no son capaces de desarrollar por si mismas la comunicación.
La comunicación como proceso humano requiere de varios elementos de sobra conocidos: quien emite, quien recibe, un canal así como tomar nota de las barreras que se interponen para que ese mensaje tenga el impacto que se quiere.
¿Impacto? Si, ese es el fin de la comunicación, dar con un resultado, ese resultado que se propone quien llama al otro o la otra para desarrollar el don de las palabras.
Pero claro está, no se trata solo de hablar por hablar o de querer que la persona frente a mi haga o me entregue lo que requiero. Definitivamente no se trata de eso. Sino de buscar un entendimiento a partir de valorar cada elemento del proceso así como comprender a quien deseo invitar a dialogar o bien a quien deseo inquietar con mi mensaje.
Al decir esto, refiero la asertividad, esa capacidad de hablar en positivo, para valorar a quien tengo frente a mi como algo más que un fin u objeto, aceptándole como un valioso "micro-mundo" que es posible descifrar con solo ponerme en sus zapatos.
En la era de la información, se nos presenta la gran oportunidad de descubrir el valor de las palabras, si: tu palabra, mi palabra, nuestra palabra.
El punto de partida en esta emocionante aventura es comprender la profundidad de este proceso.
¡Hoy tienes la palabra!
Hablar no garantiza la comunicación


3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Estoy totalmente con tu punto de vista , desde que nos despertamos somos bombardeado por la comunicación, es inevitable poder evadirla en nuestra vida cotidiana y es por eso debemos ser buenos receptores y buenos emisores , para poder ser alimentado con fuentes que nos edifiquen y así poder retro-alimentar a los demás...

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  3. Me encanta esa palabra que mencionas: Retroalimentar o como esta de moda "feedback". Que dificil es construir, pero me imagino que es como parte del ejercicio, entre más se practique, más oportunidad hay de mejorar tanto una o uno como quien esta frente a nosotros o nosotras.

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